A tresde13 ens agrada barrejar l'acer amb la fusta. Entenem que cada material aporta uns valors determinats, tant la calidesa de la fusta com la robustesa i elegància de l'acer.

Per a una taula de menjador creiem que el sobre ha de ser de fusta. La calidesa i el tacte que aporta la fusta no el proporciona cap altre material. M'imagino una sobretaula llarga després d'un àpat entre amics on els temes i les antigues històries no deixen de sorgir... i aquí la taula ha d'acompanyar. És un subjecte passiu, que no aporta directament, però que sense que ningú se n'adoni farà que la vetllada sigui molt més còmoda i plaent.

Hay muchos acabados disponibles, ya sea totalmente pulida o rascada hasta la “saciedad” para aflorar las vetas de la madera. Pero te aseguro que no hay textura en el mundo que pueda transmitir tanto como las vetas de una madera. No sé si sus surcos hacen que imaginemos que navegamos entre ellas, o que en el fondo de cada grieta vayamos a encontrar algo, pero siempre que alguien toca una madera como esta se transporta a un lugar que solo la naturaleza puede aportar.

 ¿Y qué me dices de las patas? La segunda parte de una mesa son las patas. A mí me gustan de acero. El acero, si se sabe trabajar, permite ser moldeado en infinidad de formas. Los más clásicos cortan un tubo cuadrado o rectangular, los soldan entre ellos y patas listas…Todo está bien y si a ti te gustan así, perfecto. A mí me gusta ir un poco más allá con el acero. Si algo tiene este material es una gran relación entre el peso y la rigidez. Esto permite crear formas ligeras y estilizadas que, por ejemplo, la madera no es capaz. Con dos pasamanos finos soldados entre sí podemos conseguir una pata tan resistente como una de tubo pero visualmente no se “comerá” la mesa.

El acabado del acero es un tema a parte. Personalmente el color negro del acero me gusta mucho. Además, las soldaduras al pulirlas prácticamente a “espejo” adquieren un color gris plata que combinan perfectamente con el color negro del acero.